miércoles, 4 de julio de 2012

En casa del novio

El despertador sonó (no recuerdo ni a qué hora...) y nos despertamos como si fuera un día normal, (o almenos yo lo recuerdo así). Sé que estaba tan y tan tranquila que aquel día me pareció otro más (¡como si uno se casara cada día!).
 Esa semana había llovido a cántaros, y esa misma noche también había caído el diluvio universal, pero alguien quiso que aquél día el sol luciera como nunca. Si os digo la verdad, recuerdo que ni siquiera miré por la ventana el día que hacía, a esas alturas de la película ya me daba igual el día que hiciera, solo tenía ganas de exprimir cada momento, cada minuto del día.

Desayunamos tranquilamente, y después de despedirnos, cada uno se fue donde le tocaba. Él se quedó en el piso y yo me fui directa para casa de mis padres.
 A las 9 teníamos hora en la peluquería, así que me fui para allí con mi madre a ponernos bien guapas. La pregunta general era ¿estás nerviosa? ¿como van esos nervios? Pero era tan exagerado el estado de calma y tranquilidad que yo sentía que creo que lo que hacía ¡era poner más nervioso al que me preguntaba!

Después de la sesión de chapa y pintura, volvimos para casa donde empezaría "La fiesta".
 Os puedo contar que pasó a partir de ahí porque fui yo quien lo vivió en primera persona, pero lo que nunca sabré con la misma precisión es lo que pasó en el terreno del novio. Así que, os dejo unas imágenes que resumen los momentos de nervios y preparación pre-bodorriles.









Continuará...

1 comentario:

  1. Me alegro que te hayas animado a continuar el blog!!!! Me gusta!!!!!
    Muakkkk

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